Cuando bebo el suave vino,
rociado con ungüentos
y abrazado con mi dama,
de la Venus canto en verso.
Luego el alma desenvuelvo
como pez en ancho vaso,
y a los bailes me encomiendo.
Cuando bebo el suave vino
con mi propio logro encuentro;
moriré, pues, con mi logro,
que el morir al hombre es cierto.
Cuando bebo el suave vino
mis desdichas sobrellevo;
bebe, huésped, bebe y vive,
que si vivo es porque bebo.
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